jueves, 27 de agosto de 2015

Cerebro colectivo, autogestión y poder popular


Por: Javier Caso Iglesias, Francí Xavier Muñoz y Oscar Lomba Álvarez *

PODEMOS critica el poder de las élites y lo hace afirmando estar contra el poder establecido, utiliza la «palabra ‘poder’ para referirse, en realidad, a un ‘determinado tipo de relaciones de poder’, a saber, y muy concretamente, al tipo de poder que encontramos en las ‘relaciones de dominación’, en las ‘estructuras de dominación’, en los ‘dispositivos de dominación’, o en los ‘aparatos de dominación’»  La crítica de PODEMOS a la explotación, a la coerción, a la alienación, siempre tiene como telón de fondo una crítica a un modelo muy concreto de dominación, sobre todo la dominación ejercida por una «casta». Sin embargo, los dirigentes de PODEMOS no están desarrollando todos los mecanismos necesarios para construir poder popular. Los círculos de PODEMOS deberían asumir mayor capacidad de decisión y ello porque son las herramientas de las que dispone la ciudadanía organizada. Los círculos territoriales y temáticos deberían jugar un papel fundamental en la construcción de una gran alternativa ciudadana. Esa futura alternativa ciudadana debería basarse en una decidida voluntad de alcanzar dos objetivos prioritarios:

1. El primero sería la transferencia de competencias desde el Consejo Ciudadano Estatal a la comunidad organizada en Consejos Ciudadanos Locales que estuviesen siempre controlados por los círculos y agrupaciones locales y de barrio electas en asambleas populares.

2. El segundo es a través del sufragio, tanto para la elección de representantes a las distintas instancias del poder ciudadano, como para la toma de decisiones trascendentales en los diversos tipos de referéndum disponibles en cada proceso siempre abiertos al conjunto de la ciudadanía.

PODEMOS debe priorizar siempre un modelo plural y abierto de relaciones sociales basadas en una amplia participación en los procesos decisorios, por medio de sistemas de resolución y acuerdo  en los que no se produzca una absorción de todo el poder por arriba sino más bien una atomización y reparto del poder por abajo. De este modo, estaríamos aproximándonos a un modelo de radicalidad democrático.

La construcción de un verdadero poder popular requiere también una articulación de mecanismos de pensamiento colectivo, razonamiento agregado y decisión agrupada.   Tomando las palabras de Rafael Rodríguez Delgado, investigador español fallecido, un Cerebro Colectivo puede definirse como ¨una estructura supraindividual cibernética constituida por sistemas humanos, mecánicos y electrónicos organizados en subsistemas receptores de información, un dispositivo elaborador central, una o más memorias masivas y uno o más efectores productores de información favorable a la conservación, al desarrollo o a la transformación del organismo social del que forma parte¨.

Opinamos que PODEMOS debe ser gobernada por un gran cerebro colectivo, un verdadero dispositivo dinámico y compuesto por una multitud interconectada de círculos territoriales y temáticos que favorezca la colaboración y la sinergia entre todos ellos para permitir la oxigenación del conjunto de la organización.

Cada círculo debe desarrollar un modo de pensamiento que las personas adoptan cuando están profundamente involucradas en un grupo cohesivo, cuando los esfuerzos de los miembros por unanimidad deciden concentrar y aunar esfuerzos para alcanzar un objetivo común.

Si no queremos ser iguales a las demás organizaciones y partidos existentes debemos impulsar  una existencia radicalmente democrática, pública, viva, abierta, flexible, activa y agrupada como condición para cualquier cosa que se intente fuera del actual sistema ultra-liberal dominante.

Y esto que se indica ha de ser posible en el seno de PODEMOS pero también en su entorno. Podemos debe  impulsar procesos generosos de unidad popular. No debe ni puede aferrarse de forma identitaria y fetichista a sus siglas. Los procesos de unidad popular son percibidos claramente por la ciudadanía, se denominen como se denominen. En las pasadas elecciones municipales hemos comprobado esto ampliamente. Hecho éste que ha desmentido la idea que mantenía primero IU, y ahora PODEMOS, relativa a que la imposición del logo y denominación propia traerían aparejados mejores resultados electorales. La realidad ha venido a demostrar que las franquicias en política frustran los procesos de unidad ciudadana y el protagonismo de la gente. Lo mejor es crear una herramienta concreta, un partido instrumental específico, para cada proceso electoral; evitándose de esta manera lastres y mochilas innecesarias.

¿Y cómo conseguirlo? Existen muchos intentos al respecto y hay también bastantes logros, solo que han muerto o no se han desarrollado bien bajo la influencia del capitalismo, por lo que nuestra estrategia debe acompañarse de un activismo comunitario continuo.

La idea es rehacer la vida colectiva de manera autogestionaria y autosustentable  en lo político, lo social, lo cultural y lo económico.

* JAVIER CASO IGLESIAS es Analista Político, FRANCÍ XAVIER MUÑOZ es Diplomado en Humanidades y en Gestión Empresarial y ÓSCAR LOMBA ÁLVAREZ es Licenciado en Derecho y Diplomado en Magisterio.

martes, 25 de agosto de 2015

Ahora que Podemos ¡Unidad Ciudadana y Popular!

Por: Javier Caso Iglesias, Francí Xavier Muñoz e Oscar Lomba Álvarez *

Afirmaba Íñigo Errejón en la inauguración de la Universidad de Verano de Podemos que "tras las generales, Podemos debe mutar de maquinaria de guerra electoral a movimiento popular". Algunos pensamos que debe de ser antes. No podemos posponer las cosas, no nos vaya a ocurrir en esto como a Izquierda Unida (IU), la cual está todo el día hablando de ese "bloque social y político de progreso" que  quieren conformar (y que teorizaron hace más de un cuarto de siglo en su Manifiesto para la articulación de IU de 1988) y, sin embargo, no terminan de apostar de una forma clara, inequívoca y sin vacilaciones por la conformación del mismo.

Hasta ahora, la "unidad popular" no se ha dado a nivel estatal por carecer, no solo de la voluntad de los sujetos políticos encargados de impulsarla, sino de movimientos político-sociales similares a los existentes en Madrid capital, Barcelona, Compostela, A Coruña, Zaragoza, Cádiz… previos a las confluencias electorales locales.

A nadie se le escapa que Municipalia marcó la hoja de ruta a todas las fuerzas políticas en Madrid capital, diseñó un espacio en el cual la confluencia era posible, una confluencia sin exclusiones y sin patrimonialismos, una confluencia en la que cabían las izquierdas y los de abajo, que son los dos paradigmas dominantes en el espacio de ruptura y necesarios para conformar una gran mayoría social de cambio.

En la actualidad, parte de las dificultades para lograr la confluencia sigue estando en el discurso y en entender que no se trata de conformar un "frente de izquierdas" sino un gran espacio político en el que se encuentre cómoda toda una gran mayoría social. Eso es Ahora Madrid y Barcelona en Comú. Eso debería ser Catalunya Sí Que Es Pot o una posible Marea Gallega o cualquier otra opción nueva como la que podría surgir del Banquete de Conxo 2.0, “iniciativa pola unidade”.

Además, es normal que surjan estas dificultades, más cuando en el seno de Podemos, por ejemplo, la sensibilidad hegemónica actual dentro de la organización, los CQP, no tienen una línea común de actuación y lo que permiten hacer en unos sitios lo prohíben en otras zonas geográficas. Mientras en algunas CC AA se aceptan coaliciones de sumas de siglas y sopas de letras y los acuerdos se hacen en despachos a puerta cerrada; en otras se aplica el fetichismo orgánico, identitario y excluyente en función de siglas, que pretende que todo sea franquicia de Podemos.

Ante ello, por nuestra parte proponemos, como modelo referente y paradigma para los procesos de "unidad popular", el que se está desarrollando por parte de Ahora Madrid, pero no construido tampoco como instrumento al servicio de los intereses de Izquierda Unida sino abierto a otras organizaciones y colectivos sociales y basado en una concepción de radicalismo democrático que favorezca una verdadera participación ciudadana sin hegemonía de partidos políticos. Otro modelo sería una "marea gallega" en la que estuviese el BNG.  Cualquiera de los patrones anteriores (o incluso alguno nuevo) podrá servir, impulsando un partido instrumental al servicio del empoderamiento de la ciudadanía a través de un verdadero proceso de "unidad popular" muy inclusivo, en el que el programa se elaborase colectivamente por el conjunto de la ciudadanía, dando participación activa de verdad a todas las sensibilidades presentes en ésta, un proceso en el que las candidaturas se eligiesen en unas primarias abiertas al conjunto de la sociedad y no sólo a los inscritos en los partidos que participasen en la alternativa electoral.

Nada está decidido. Todo puede ser acordado todavía. Nuestro papel debe consistir no sólo en ser testigos pasivos sino en contribuir a promover y alcanzar (en la medida de nuestras posibilidades) la unidad ciudadana y popular y seguir adelante, siempre adelante.

* JAVIER CASO IGLESIAS es Analista Político, ÓSCAR LOMBA ÁLVAREZ es Licenciado en Derecho e Diplomado en Magisterio, FRANCÍ XAVIER MUÑOZ es Diplomado en Humanidades y en Gestión Empresarial

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Artículo publicado en EL CORREO GALLEGO

martes, 18 de agosto de 2015

Ilusión de las bases contra el poder de las élites

Por: JAVIER CASO IGLESIAS, FRANCÍ XAVIER MUÑOZ y OSCAR LOMBA ÁVAREZ *

Apartados de dogmatismos, intolerancias y consignas «emotivas» de vago contenido ideológico, distanciados de las arcaicas bagatelas «izquierdistas», retirados de aburridas reuniones celebradas por células clandestinas de «partiduchos» sectarios y marginales, alejados de estrategias obreristas de vanguardia y superado el eje izquierda-derecha, llega PODEMOS al escenario político del Estado hablando de participación ciudadana, de renovación de la política, de parar los pies a las élites dirigentes, arengando sobre los poderosos y los desheredados, sobre los de arriba y los de abajo, sobre los corruptos y los decentes, sobre la casta y la gente corriente. Y eso en un contexto de crisis económica e institucional, mientras algunos medios de comunicación comienzan a acusar a sus dirigentes de «bolivarianos» y «bolcheviques».

Muchos ciudadanos aún tenemos muy presente la experiencia que supuso el 15 M y la tan criticada ausencia de líderes. Y ahora aparecen Pablo Iglesias, Iñigo Errejón, Carolina Bescansa, Rafael Mayoral, Juan Carlos Monedero y tantos otros politólogos, sociólogos, juristas e intelectuales diversos. Opinadores televisivos, juventud de verbo vivo y look actual, que saben usar hábilmente la palabra y que todo el mundo entiende. Estos dirigentes de PODEMOS consiguieron capitalizar la indignación contra el régimen surgido tras la II Restauración borbónica.

Los partidos políticos, supuestamente progresistas, nacidos para canalizar las inquietudes ciudadanas, se revuelven como mastodontes, incapaces de aportar soluciones en tiempos de escasez, pobreza, desempleo, desahucios, recortes y corrupción. Esos partidos tradicionales no consiguen conectar con los intereses ciudadanos ni trasladar a las instituciones estas preocupaciones. Pierden el tiempo en luchas intestinas, peleas nominalistas, manifiestos aburridos, símbolos y banderas, sin aportar las mejores soluciones para los graves problemas sociales. Hace tiempo que ya sólo constituyen anquilosadas maquinarias luchando por mantener a flote, en la superficie del piélago político, sus depauperados, maltrechos y acartonados aparatos de inspiración decimonónica, y ello con el único objetivo de conservar sus raquíticas parcelas de poder.

Muchos políticos, autodenominados progresistas y de izquierdas, hace tiempo que priorizan sus intereses endogámicos como partidos del sistema frente a las verdaderas preocupaciones de la ciudadanía. Su misión originaria de vehiculizar las demandas populares se evaporaron. Sobrados de palabras huecas y fetichismo «progre», los partidos de la «izquierda clásica» ya solamente sirven como refugio de decrépitos, nostálgicos y panfletarios.Con la aparición de PODEMOS se planteó una nueva “vía” en el camino hacia la construcción de una nueva sociedad.

PODEMOS plantea que la transformación radical del sistema político y económico, necesaria y paralelamente tiene que cambiar el contenido de la política y todas sus expresiones, para poder ir más allá de las simples relaciones de poder entre individuos socializados fragmentadamente en clases sociales; ha de comenzar a establecerse una política que sea algo más que expresión concentrada de la economía,  una política más efectiva, sistémica y permanente, que sea capaz de anticiparse y constituirse en actividad articuladora decisiva de relaciones sociales de la producción de nueva naturaleza.

Se trata de la actividad política como sistema de relaciones específicas, como un proceso complejo (conjunto de procesos políticos) de aprehensión (identificación, valoración, sistemización.....) de las necesidades sociales (de un grupo, sector, estrato, clase, institución, organismo social en general) y de organización y dirección de los recursos (objetuales y humanos) de los actores sociales (individuos, grupos, organizaciones, partidos, instituciones de todo tipo, organismo social en general) para dar respuesta a esas necesidades, sobre la base de las posibilidades del sistema dado y el cumplimiento de los objetivos del proyecto colectivo en cuestión.

El tránsito que plantea PODEMOS supone romper totalmente con unas relaciones sociales marcadas por el dominio de una parte minoritaria de la sociedad sobre el resto; demanda necesariamente un salto cualitativo en la actividad política que, manteniendo su estructura como democracia formal, amplíe sus posibilidades de participación y favorezca el poder de decisión real de la mayoría social y ayude, al mismo tiempo, a la coordinación de las acciones de individuos libres y conscientes, en función de la ampliación y fortalecimiento de esa libertad real como premisa y resultado del más progresivo y pleno desarrollo de cada uno y de la sociedad en su conjunto.

Esta transformación que plantea PODEMOS debe propiciar y garantizar la participación cada vez más amplia del conjunto de la ciudadanía desposeída y sectores sociales subalternos y, progresivamente, de toda la sociedad, en las tareas que le son inherentes; en particular, en el Gobierno y resto de poderes del Estado, pero sobre todo fortalecer la participación progresiva de toda la sociedad en el control y dirección de la actividad económica y social.

No se trata de “pelearnos” entre nosotros, los militantes, activistas, inscritos, simpatizantes y votantes de PODEMOS, pero es fundamental que defendamos la necesidad de una organización participativa y gobernada por las bases. Ese debe ser el camino si lo que deseamos es comenzar la construcción de la nueva sociedad, con nuevos contenidos y nuevos fines. De no ser así PODEMOS será un simple nuevo jugador en la mesa del régimen del 78.

No se trata tampoco de aferrarse a unas siglas de forma identitaria y patrimonialista. El camino que indicó el 15M y ha comenzado a desbrozar PODEMOS no es para reificar fetiches simbólicos, sino para cambiar unas relaciones sociales y de producción que nos degradan y precarizan como seres humanos; democratizar y horizontalizar esas relaciones sociales y de producción para que ningún grupo social juegue con ventaja y explote a los demás en beneficio propio.

De lo que se trata es de apostar de una forma decidida por procesos muy democráticos y participativos de "unidad ciudadana y popular".

* JAVIER CASO IGLESIAS es Analista Político, FRANCÍ XAVIER MUÑOZ es Diplomado en Humanidades y en Gestión Empresarial y ÓSCAR LOMBA ÁLVAREZ es Licenciado en Derecho y Diplomado en Magisterio.